El Vaticano proclamó una nueva santa a sus listas. Se trata de Martía Antonia de Paz y Figueroa, Mamá Antula, santiagueña y primera mujer argentina que será fue santificada por habérsele atribuido dos milagros.
La doctora Silvia Correales, especialista en Derecho Canónico en Roma, estuvo en diálogo con Infobae y contó cómo fue su camino como postuladora vaticana y estudiosa de la vida de Mamá Antula. En la entrevista, además, contó en detalle los milagros que se le adjudicaron y las profecías y gracias que obró.
Las gracias y profecías de Mamá Antula
"Le tenían respeto", asegura Correales mientras cuenta una de las profecías de la beata. Cansada de no ser recibida ni obtener respuesta por parte de las autoridades porteñas para organizar los ejercicios ignacianos en Buenos Aires -predicaba la palabra de San Ignacio de Loyola-, se retiró un día de la diócesis.
Al irse, les advirtió a dos soldados que se reiraran a un determinado horario: "Cuando el reloj marque las 12, váyanse". Uno de ellos hizo caso. El otro, el que fue testigo para contar lo sucedido, se quedó. Al horario indicado, un rayo de una tormenta eléctrica pegó en el polvorín del Fuerte del lugar y explotó.
Como si fuera una multiplicación de panes, otra de las gracias de Mamá Antula cuenta que alimentó a decenas de personas con muy poca comida. "Mamá Antula daba de comer a los ejercitantes y alguien dijo una vez que tenía una sola olla de sopa y le alcanzó para las 200 personas", relató la doctora.
Otro hecho sobrenatural cuenta que María Antonia se paraba en la puerta del único teatro que tenía el pueblo a pedir limosna para preparar la comida de los ejercitantes. Un día un hombre le hizo una broma que Mamá Antula no se tomó a bien y, retirándose enojada, dió un portazo. Todo el cielorraso cayó sobre la cabeza de los asistentes. "Se hizo una fama tremenda. Todos le tenían un respeto enorme", contó Correales.